De la naturaleza del poder

El País 07 de diciembre de 2022
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Un núcleo duro de la sociedad argentina festejó la condena a seis años de prisión e inhabilitación a perpetuidad para ejercer cargos públicos pronunciada en primera instancia contra Cristina en la causa "Vialidad"; el otro se amargó, en especial tras el anuncio de la vicepresidenta de que no será candidata a nada el año que viene.

Entre una y otra cosa, la sentencia y el renunciamiento, la Argentina sufrió el impacto de una bomba política y se interroga con inquietud sobre las ondas expansivas que vendrán.

Un punto llama la atención y parece destinado a ser un eje de la apelación que se concretará en marzo, una vez que se publiquen los fundamentos del fallo por administración fraudulenta, ya que la figura de asociación ilícita resultó rechazada por dos votos contra uno. El Tribunal Oral Federal N° 2 condenó al supuesto beneficiario del esquema de corrupción montado en torno a la obra pública en Santa Cruz, Lázaro Báez; a los considerados instrumentadores del proceso, José López –exsecretario de Obras Públicas– y Nelson Periotti –extitular de Vialidad Nacional–, así como a Cristina. En el medio, resultó sobreseído Julio De Vido, a la sazón ministro de Planificación Federal, esto es el eslabón intermedio de una cadena de culpabilidades que se interrumpe en él, pero que trepa hasta la Presidencia de la Nación.

Por otro lado, tal como anticipó Alberto en un hilo de Twitter, se argumentará que la causa en cuestión representa una remake forzada de otras ya tramitadas, lo que, de ser así, la haría nula.

Con todo, es Cristina quien sabe si es inocente o si cometió algún pecado y, a los efectos públicos, lo deberán determinar los jueces que intervengan en un proceso que está lejos de concluir. No obstante eso, para entrar en la dimensión política, cabe decir que la matriz de negocios entre el Estado y empresas contratistas tuvo una reversión llamativa entre 2003 y 2015, con el ascenso empresarial de Báez y un esquema impropio de tratos entre Néstor y Cristina con el mencionado, que les alquilaba habitaciones de hotel. Estos no debieron ser gobierno que adjudicaba obras y, a la vez, locadores.

Por otra parte, haber mantenido prácticamente hasta último momento a lastres como De Vido y López es otra decisión que hoy llama la atención. Sin embargo, lo que son incorrecciones éticas indiscutibles solo pueden ser sancionadas penalmente en base a pruebas evaluadas por tribunales que no solo sean imparciales, sino que también lo parezcan, algo ajeno a lo que hoy es norma en el país.

Cristina terminó de comprobar ayer que ni el carisma ni los votos representan el poder. Un estamento de magistrados atrincherados de por vida en sus cargos y que no se dan ni siquiera la obligación de pagar impuestos, demostró tener uno mayor y más resiliente.

Por eso se esmeró en buena parte de la hora de desahogo que streamió, de la sentencia, en denunciar los horrores que surgen de los chats.

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