Alberto aún conserva poder… de daño

El País 28 de septiembre de 2022
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A casi dos meses de haber asumido, Massa confirmó lo que ya se preveía: no le va a resultar tan fácil conducir a un gobierno loteado desde su constitución y con un presidente que conserva poder de daño para no gobernar. Aún retumba su grito de guerra en contra de la inflación en el mes de marzo. La comunicación del Banco Central, que alteró la compra de dólar en la Bolsa por parte de los sojeros, rompió el clima de estabilidad que había construido el ministro.

El dólar soja le sirvió al gobierno para salir de la encerrona por un tiempo y fortalecer las reservas del Central. Pesce ya dio muestras de que es capaz de sobrevivir a casi todo. El Presidente, que le otorgó un poder considerable a Martín Guzmán, nunca le permitió pasar por encima de él. Con más razón todavía, hará todo lo que esté a su alcance para impedir que Massa se lo lleve puesto.
Tiene lógica: Pesce es el último funcionario con poder que le queda a Alberto. 

Cada vez que Cristina habla del problema de la economía bimonetaria se refiere a la enorme cantidad de dólares que el gobierno tuvo frente a sus narices y decidió rifar. La magnitud del superávit comercial perdido y el destino de los dólares que se esfumaron todavía permanecen en un estado de sospecha.

Un informe en base a datos oficiales que circula en el gobierno ofrece algunos datos muy contundentes. Entre diciembre de 2019 y julio de 2022, el Frente de Todos tuvo un superávit de la balanza comercial que ascendió a nada menos que 35.413 millones de dólares. Sin embargo, de ese total apenas U$S 5.828 millones fueron para fortalecer reservas que, de todas maneras, siguieron cayendo.

De todos modos, el dato más destacado para explicar la evaporación del superávit comercial récord está en la Cuenta Financiera, que dejó un déficit de -USD12.967 millones y encontró gran parte de su explicación en la fuerte cancelación de deuda del sector privado.

El informe le pone cifras a un dato que es admitido en el Banco Central: durante el mandato de los Fernández, un grupo de empresas, de las más importantes de la Argentina, accedieron a dólares baratos para cancelar la deuda que había contraído en los años del macrismo. Energéticas, bancos, constructoras, alimenticias y firmas del sector de la comunicación accedieron a nada menos que 23.710 millones de dólares gracias al gobierno.

Así como se endeudaron, en paralelo al proceso vertiginoso de endeudamiento del sector público, cancelaron gran parte de esa deuda gracias al dólar subsidiado por el peronismo. De ese total de 35 mil millones de dólares de superávit comercial, casi 24.000 millones de dólares fueron cedidos al sector privado entre 2019 y 2022 para que pague su deuda con dólares baratos. Pesce les siguió garantizando los dólares subsidiados.

Ninguno de los trastornos que debió afrontar el experimento de Alberto se explica sin tener en cuenta la pérdida de reservas. La brecha cambiaria, la inflación, la caída del salario real y la dificultad de financiar importaciones para aumentar la producción y fomentar el crecimiento y hasta las tensiones políticas entre cristinismo y albertismo se vieron potenciadas por la pérdida de reservas. También, el rumbo de ajuste fiscal y monetario que eleva la tasa de interés de los bancos muy por encima del ritmo de los ingresos y la posibilidad de avanzar con un plan de shock.

Aval fundamental de Massa en el rumbo ortodoxo que le imprimió a la gestión, Cristina está unida a su ministro por criterios comunes: ninguno de los dos quiere la continuidad de Pesce ni comparte la idea del Presidente, que lo sostiene en defensa propia. La tregua en el Frente de Todos tras la llegada de Sergio Massa y el atentado a Cristina terminó y Alberto comenzó a mostrar poder de daño para abrir una negociación.

El presidente y su entorno acumularon una serie de movimientos que dan cuenta del fin de la supuesta armonía a la que había llegado el oficialismo. En primer lugar, Alberto mandó a dar una señal en contra de la suspensión de las primarias obligatorias que promueven los gobernadores peronistas.

El kirchnerismo no se queda atrás con el poder de fuego y busca aprovechar el conflicto con los neumáticos para ir a la carga contra Claudio Moroni. El ministro de Trabajo es uno de los pocos sobrevivientes de la lista de funcionarios apuntados por el sector de la vicepresidenta desde la derrota de 2021.

A Moroni lo cuestionan por la falta de resolución del conflicto y de ponerse del lado de los empresarios. No es casual que la alternativa para solucionar el conflicto proviniera desde el ministerio de Economía, desde donde dejaron trascender que si la disputa no se resuelve en la audiencia de este miércoles en Trabajo, se habilitará la importación de emergencia de neumáticos.

Sin dimensionar la crisis, lAlberto se sigue esmerando en lo que mejor hace: no gobernar.

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