El País 09 de mayo de 2024

Segundo paro general en la era Milei

Por segunda vez en menos de cinco meses la CGT realiza hoy un paro general, que promete ser más fuerte que el anterior.

Cientos de miles de trabajadores en todo el país, nucleados en distintos sindicatos, van a cesar en sus actividades bajo el lema “La Patria no se vende”, para rechazar las reformas estructurales que pretende implementar el gobierno de Javier Milei, su plan de ajuste y el proyecto de ley Bases, que por estos días se debate en el Senado, tras su aprobación en Diputados.

Detrás del segundo paro general contra las políticas de Javier Milei hay diversas razones. Habrá políticas, pero también económicas. La pérdida del salario en estos cinco meses, sumada a los despidos en el Estado y en el sector privado, acompañan a las privatizaciones y la reforma para flexibilizar el trabajo son algunas de ellas.

En los primeros dos meses de la era libertaria se perdieron unos 40.600 puestos en el sector privado. Podríamos agregar unos 10.000 más en febrero en la construcción, según el informe del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC). Además hubo 26.900 despidos en el sector público y 4.500 en casas particulares.

Pero los despidos también pueden aumentar de la mano de las privatizaciones que aprobó la Cámara de Diputados y deberá votar el Senado. Cuando una empresa del Estado se vende suele haber ajustes de personal antes o después de su transferencia al sector privado. A veces antes para tornarla más atractiva para los inversores y en otras ocasiones, después, con el argumento de que había exceso de personal. Esto ya sucedió en las privatizaciones de los 90, cuando gobernaba Carlos Menem.

El gobierno apuesta a escalar la pelea con el sindicalismo. Descartan establecer algún canal de diálogo con los sindicatos y buscan redoblar la "batalla cultural", por lo que la primera reacción fue la apuesta al mensaje "Yo no paro". 

La medida impulsada muestra una contundencia muy fuerte en las grandes ciudades, que están prácticamente vacías por la adhesión de casi todo el transporte. Tampoco se observa un aumento de la circulación de vehículos particulares. Lo mismo sucede en ciudades como Rosario o Córdoba.