El País 18 de mayo de 2023

Cuando ninguno está en carrera, todos lo están

El quinto aviso de Cristina de que no será candidata a nada produjo un efecto previsible, aunque el grueso de los presidenciables, coincidía en el diagnóstico de que la vice no competiría, la carta de esta semana operó como la fractura de un dique y aceleró la guerra de posiciones.

Lo que fue, en estos meses, una especie de “guerra fría” se apuró y cada gesto que se produjo desde el minuto siguiente al que es, hasta acá, el último renunciamiento de Cristina, funciona en clave posicionamiento, demostración de alianzas, despliegue de señales y deseos de cara a una candidatura que, ahora sí, parece volverse atractiva para un puñado de dirigentes.

Aun sin su nombre en las boletas, la vicepresidenta asume su rol como reorganizadora del panperonismo, lo que implicaría darle su impronta a la estrategia, delinear los ejes programáticos e influir en la elección del candidato presidencial.

Es parte de un análisis de situación que le muestra un espacio dividido y reacio al poder del dedo. Así, si no se puede decidir unilateralmente, lo que queda es conducir, y la coyuntura le indica a que unas PASO con varios postulantes son prácticamente inevitables. Irónicamente, justo lo que le resistía a Alberto tiempo atrás.

Una competencia es la consecuencia lógica del estado actual de dispersión.